¿Están sufriendo las OMVs el síndrome Zapatero?
Comenzaron a implantarse hace 5 años (la primera, Carrefour Móvil, es de finales de 2006).
En conjunto están contribuyendo a mejorar un sector bastante viciado por las malas prácticas de un triunvirato formado por grandes multinacionales (Telefónica -movistar-, Vodafone y France Telecom -Orange-) al que después se unió Xfera Móviles -Yoigo-, una operadora tan joven como las propias OMVs y que parece situarse a medio camino entre unas y otras.
El efecto más claro de la presencia de las OMVs o, al menos, el que más hemos notado los usuarios, es la bajada de tarifas. Algunos de los contratos que ofrecen ahora las grandes, incluso con sus triquiñuelas, con precios nominales por minuto de 7,1 céntimos (IVA incluido), eran impensables hasta hace poco tiempo.
Pero el precio no ha sido el único soplo de aire fresco que aportan las marcas sin red propia. La ausencia de compromisos de permanencia (y por tanto de penalizaciones si el cliente desea cambiar de compañía), una mejor atención al cliente y carecer de consumo mínimo mensual (o exigir cantidades mucho más pequeñas), son algunas de las ventajas de las que disfrutamos los usuarios de alguno de los más de 3 millones de números (lo que representa el 5,6% del mercado, según los últimos datos que aporta la CMT en su informe mensual de mayo de 2011).
Sin embargo, a pesar de todas estas buenas razones y los buenos datos que ofrecen las OMV globalmente, muchas están atravesando serias dificultades para mantenerse vivas en un mercado tan competitivo.
¿En qué quedamos? ¿Las OMVs van bien o mal? Pues depende.
Siempre se suele hablar de estas operadoras metiéndolas en el mismo saco, cuando en realidad son el grupo más grande (en cuanto a número de empresas) y, por eso, el más heterogéneo: cada una es de su ‘padre y de su madre’.
Luchan con sus propias armas, como pertenecer a una cadena de distribución (MovilDia, Carrefour Móvil y Eroski Móvil), disponer de una amplia red de agencias de viajes (Pepephone), ofrecer otros servicios de telecomunicaciones (Euskaltel, R, TeleCable, Ono y Jazztel)…
El tiempo ha ido pasando y la lista de las que se han quedado por el camino son unas cuantas: Vuelingmóvil tuvo que hacer un aterrizaje forzoso, lo mismo que sus hermanas Blau, XL Móvil y Mundimóvil (entre otras), todas gestionadas por Kpn Spain.
La última marca en ser condenada al ostracismo es otra hija de esta empresa con matriz holandesa: 40 Móvil. Segundas parte nunca fueron buenas y la telefonía móvil de los 40 Principales no ha convencido a suficientes oyentes.
Pero no solo las marcas de Kpn han echado el cierre. Vectone Móvil, una marca internacional dirigida al mercado étnico, y ZeroMóvil, cuya cúpula directiva acabó entre rejas, también se vieron obligadas a cesar sus actividades.
Y eso por no hablar de los muchos proyectos cuyo lanzamiento se abortó antes de salir. El último, Sweno, de El Corte Inglés, pero la lista es larga: El móvil de Cuatro, Sarenet (Vocento), Flipamóvil, Blyk…
¿Y de lo que nos queda? Kpn todavía conserva simyo, su buque insignia, y las 2 marcas de Bankinter (Bankinter Móvil y Móvil Directo), pero está en venta. Los resultados conseguidos en España no parecen ser suficientes para los holandeses y están buscando comprador.
Lo mismo sucede con Lebara Móvil, aunque en este caso no es solo España el mercado en venta, sino todas las filiales de este grupo que inició su andadura en 2004.
¿Conseguirán encontrar comprador? Los precios que se barajan son de hasta 40 millones de euros por cada una, unas cifras que no parecen estar al alcance de cualquiera y menos en momentos en los que el crédito prácticamente es inexistente.
Parece como si las OMVs estuvieran sufriendo el síndrome Zapatero, en el que las supuestas "reformas de progreso" iban desapareciendo una a una… hasta que no quedó ninguna y se vio obligado a convocar Elecciones "Generalísimas" el 20-N para que el país no muriera.
Desde luego las muertes a las que hemos asistido ya y lo que opinan algunos expertos de este sector, como Johan Andsjö, CEO de Yoigo, y Miguel Ángel Uriondo, periodista especializado en tecnología y redactor en Actualidad Económica, no resultan demasiado halagüeños.
Vía | Movilonia
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